Cuando se decide emprender un negocio por cuenta propia o ser un pequeño empresario independiente, estamos expuestos a un mayor nivel de riesgo que otros, especialmente financieros, en la economía de hoy.

La triste realidad nos muestra que los “cuentapropistas” o los empresarios de estas pequeñas organizaciones a menudo cometen errores financieros muy críticos a la hora de financiar la puesta en marcha, operación y crecimiento de sus negocios, errores que pueden limitar la cantidad de fondos disponibles para su proyecto y, en última instancia, pueden poner en peligro el bienestar de la familia.

En estos tiempos donde el empleo es tan inseguro y donde existen despidos e indemnizaciones, muchos se lanzan a ser independientes. No está nada mal, solo que debemos hacer deberes previos y entre ellos las cuentas.

En muchos casos ni siquiera se dan cuenta de que han cometido un error hasta que un día se encuentra con un aviso del banco, el cierre de una cuenta o una demanda.
Consecuencias como éstas son a menudo el resultado de acercarse a su negocio sin una estrategia de desarrollo empresarial. Cómo tenemos la habilidad de hacer algo bien (un buen pintor, un buen médico, un buen chef) solo consideramos nuestra habilidad y no todos los aspectos que la actividad misma implica.

La salud de la empresa es algo más que hacer las cuentas, hay que pensar estratégicamente, armando escenarios futuros, ponerles números $$ a los objetivos que queremos alcanzar. Las decisiones que tomo hoy tienen riesgo e impactarán en forma directa en el futuro.

Desde mi punto de vista, el más grande error (y silencioso) que ellos cometen es usar el crédito personal para financiar el negocio propio. Si debemos comenzar un negocio, debemos establecer claramente hasta donde llegamos con la inversión propia.
Los ejemplos más comunes son:

• Pagar los gastos corrientes del negocio con las tarjetas de crédito personal.
• “Pedir prestado” dinero de los ahorros personales (el “después lo repongo!).
• Sacar un crédito personal para cubrir deudas del negocio.
• Agotar la cuenta de la familia y amigos.

Aquí es importante recordar que “usted” no es su negocio.

Una de las maneras en que podemos comenzar a evitar los errores mencionados, es separando las finanzas personales de las del negocio. Esto nos ayudará a tomar una visión más objetiva de la actividad y su riesgo, cuantificar y tener mayor precisión en los registros financieros y lograr tomar decisiones con mejor información de gestión.

Poner límite a la inversión y determinar hasta donde estoy dispuesto a seguir invirtiendo y cuando es el fin.

El bolsillo derecho no debe saber cuanto hay en el izquierdo!

Hay una frase de George Bernard Shaw sobre las relaciones que se aplica muy bien a este desafío: “Cualquier tonto puede empezar una relación, pero se requiere de un genio para terminarla exitosamente”.

Lic. Horacio Cavallero

Publicado por Carlos Valdivia Clavijo on

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